martes, 27 de abril de 2010

Cosas raras de la energía humana

El jueves pasado por la noche, después de la práctica, me quedé en el Espacio, navegando. Había tenido una buena jornada, con bastante comunicación energética, y con la satisfacción de haber terminado mis estudios de Mtch, en esos estados de felicidad cumbre que duran la belleza de un arcoíris en el cielo.
Tocan a la puerta y abro, una mujer joven me solicita poder entrar, con notorios grados de desesperación y me dice –necesito ayuda- y rompe en llanto, cuando la fuerza de las lágrimas se derraman sin detención posible. Bueno, me dije a mis adentros, pues aquí estamos, qué hacemos, porqué esta situación?
Después de un rato, le pregunto ¿bueno y que pasa?….abre su chaqueta y una vida guardaba en sus adentros, tenía 6 meses de embarazo y mal, mal, mal.
Le dije, - lo único que puedo hacer es hacerles un masaje a si que ya!…me fui al baño, respiré profundo, me dejé guiar por mi corazón que palpitando me guiaba.
Le solicite un poco de calma a la desconocida. Al suelo, manta amarilla, luz roja poderosa al vientre, música de Dead Can Dance “The serpent’s egg” tranquilidad ante todo…y ya ….comenzamos….
Cuerpo entero, con mucho cuidado y respeto, vi su vientre henchido con una vida ahí dentro, grande que latía, que se movía, que nadaba, sentía muchas cosas, y sin más esas lágrimas de agua seguía apareciendo pero no ya en ella sino en una multitud de imágenes que se desprendía y revivían en mí. Quedé ahí en sus ojos que eran como ríos, tanto dolor aprendido, tanta soledad y frustraciones, tanta pobreza, sentía que sus experiencias eran de mucha crueldad.
Así fue, recorrí todo su cuerpo, pensaba en la naturaleza y su fuerza de seguir ante todo con la vida, no comprendía cómo sus brazos y piernas tan delgadas y débiles podían cargar con una vida que se hacía eternamente sobre sí misma.
Privilegié trabajar en el rostro, allí se asomaba tanta confusión, tanta oscuridad, lograr calmar su mente sería mi aporte, y seguía trabajando en su cara, escuchando(me) hasta cuando de repente….con un masaje en yintang, el entrecejo, comienza aparecer un color negro que se revolvía y emergía de su frente al tiempo del movimiento circular de mi pulgar. Negro humo, negra rabia, negra pena, negro abuso, negra violencia, negro dolor, negra drogas, negra impotencia que salía de rostro.
Tanto, tanto ¿había sido yo también parte de ese dolor?, ¿podía reconocerme en su rostro?, ¿por qué esa coincidencia que quedaba entre mis manos?, ¿quién era en esas condiciones, quién era ella? Había visto la energía en colores, en el negro de la vida saliendo por la boca de su intuición, como soga interminable de oscuridad. Al terminar sin más… “que salga el mal y entre el bien”… recordaba las máximas que había leído en los textos sagrados. Ampife (del mapudungun): curandero, médico, que significa, quien manda ha decir al alma que salga la enfermedad.
Así fue, terminamos y ya. Se para rápido y bien. Claro su rostro y supongo que el mío lleno de asombro. Las experiencias nos transforman, éramos otras, nos despedimos. La joven desconocida volvió al frío de la noche con sus dos corazones y yo volqué la mirada al universo.

jueves, 15 de abril de 2010