martes, 16 de junio de 2009

Frente al Fuego


Y mi vientre palpita por ti, en esta soledad de ensoñación, traspaso los muros llamándote, figurando ser águilas del cielo y danzar entre las nubes, me verás dormida en silencio, verás dormir mis conocimientos, me veras entre las telas de araña como fecundo esta creación en movimiento, las cadenas parecen que quieren desaparecer pero nada será posible si no logro tus besos, y la boca ahora ardiente a tú ausencia calla la necesidad del amor, en planos, en miles de perspectivas que no vemos, o debemos estar en otra vida para abrazarnos tan fuerte que derritamos los pilares del pasado. Paso a través de ti, incluso con penas, incluso con nostalgias de no saber conducir estas formas de amor, por no aguantar este deseo que se precipita en mí, quisiera verte con los ojos del corazón y encender la hoguera del centro del pecho y movilizar todo el trabajo de mis manos, te vuelvo a ver, pareciera que a veces abro tu puerta y entro al canal de tu corazón, prendo esta sintonía cuando muerdo mis labios para conectarlos con los tuyos, cuando el reino del deseo se hace presente. Cómo detengo estas mareas cuando mis brazos ya no son capaces de sostenerlas. Me vuelvo a mis propias canciones y silencios …vamos….estoy esperando tú llamado y tú copa de vino, estoy esperando no temer tocarte, estoy esperando que te acerques tanto que podamos unirnos por la fuerza de nuestro imanes, estoy esperándote aquí tendida en mi propio vacío, serán estas piernas renacientes, será esta memoria inconsciente o el caudal de la luz que nos sostiene, pasaré a buscarte en todos los vasos de conexión y volveré a gritar los zumbidos de amor para ti.
Me mojaré la cabeza tantas veces como sea posible para apagar este fuego.
Te grabo en mi memoria y sé que hoy es el día, andarás de un lado a otro pensándome, intentando separarte de mí y no serán más que los besos quienes lo lograran, cuando realmente hallamos unido nuestro cuerpos lograremos separarnos….si sabes cómo te deseo, si sé cómo te deseo y entonces sólo queda esperar la campana interior que abra sus puertas para invitarnos a entrar, y no dudes que entraré vestida de blanco y desnuda a la cama de tú cuerpo oscuro, cuando nuestras respiraciones sean el mejor vaivén de nuestros días.

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