martes, 12 de mayo de 2009

Aguas abiertas
Me dado tantas vueltas tratando que no me persigas, más mi invulnerable sentir me lleva hacia ti, me muevo como pez, me estremezco con los cielos lejanos incluso con las nubes que se posan frente mis ojos, estoy tan susceptible a sentirme en la más lejos y a la vez en lo más profundo de mí
Nadé fuerte contra la corriente, río arriba, queriendo dejarme llevar, intentando llamarte con mi cuerpo flotante, buscando las zonas por donde mis brazos se sostienen del agua móvil, de aquello que justamente no tiene agarre, como mujer inasujetable a unas amarras, si es que no son las tuyas.
Llevo tiempo trabajando en esto, no se qué barco alcanzará a anclarme en tú camino, sin embargo, se , que es justamente esta rama la cual recorro, la que me vuelve hermosa de pensarte y sentir que necesito continuamente purificarme, como si fuera mi propio anti virus, en la odisea de soportar el dolor de las piedras del fondo
Intento armar un diálogo que no lleva más que montañas, acostumbrando al cuerpo no solo al peso de los ejercicios sino también de la termodinámica, para lograr penetrar en las heridas más heladas y ardientes de la tierra humana.
Caudal de infinita necrosis que se desenvuelve en el micro mundo atado de los afectos.
Miré la otra orilla y aún la corriente estaba muy fuerte para cruzar.

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